lunes, 18 de abril de 2011

POESÍA VISUAL, LAS COSTAS DE LA NEOTRAGEDIA



Lo confieso: en La cuna vacía, entre otros actores, trabaja Lorena Pérez. La conocí hace mucho, hicimos juntos teatro. Cada tanto, la vida nos reúne y nos deleita con el futuro continuo. Pero ahora —ahora, que se retoma el hilo de la escena; ahora que están listas las luces y el maquillaje, fresco— quiero invitarlos a que la vean por su profundidad, por su horrorosa belleza, por su enigmática trascendencia.

Dicen sus mismos realizadores:

La cuna vacía habla de la ausencia, de la supresión como una de las formas más despiadadas del quiebre de un hogar o de una sociedad. Su estética narrativa se presenta en tres planos: el de una pareja que no cuenta con precisión temporal; el de las madres, que intentan universalizar el dolor y define a la mujer en su carácter más noble de búsqueda de la verdad. Y el tercero, el más simbólico, que intenta ser la justa síntesis del poder en sus máximas expresiones.

¿Qué habilita La cuna vacía desde ese escenario tan lleno de lo que no se habla? ¿Qué extraño vínculo con «la sombra de lo eliminado» verifica el desgarro? Es que está aclarado desde el principio: parece que van a decirnos una verdad.

Vayamos a verla. Descubrámosla. Comentémosla. Y, sobre todo, recordemos.
¿Cómo sigue esta historia?

LA CUNA VACÍA
de Omar Pacheco
Música: Rodolfo Mederos

Teatro La Otra Orilla
Gral. Urquiza 124, Cdad. Buenos Aires
Reservas al 011 4 957 5083 ó teatrolaotraorilla@hotmail.com
Sábados 21.00




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